El Papa Pío X había decidido a mitad del año anterior convertir la fiesta de San Juan en fiesta movible, es decir a celebrar en domingo, por lo que aquel año de 1914 las fiestas religiosas de San Juan y San Pedro se unieron de forma correlativa en el tiempo y calendario. A pesar de ello los coruñeses se negaron a aceptar las recomendaciones ecuménicas del Obispo de Roma y decidieron celebrar con siempre la noche de San Juan en la tarde-noche del 23 y madrugada del 24. Lo único que se trasladó al domingo día 28 fue la Santa Misa en honor al Santo precursor y la cabalgata del ramo de San Juan que recorrió varias calles de los barrios altos hasta la Torre de Hércules y donde lucieron parejas de caballería representando a gauchos, pelaos mejicanos, centuriones romanos y dos carrozas profusamente adornadas a las que acompañaban dos murgas y varios grupos de gaitas.
En la víspera de San Juan la ciudad ardió en hogueras que se quemaron en varios puntos de la calle del Orzán, calles de San Nicolás, San Juan, Torre, campo de Artillería, plazuela de la Cormelana, Plaza de Pontevedra, Camino Nuevo, Rubine, huertas de Garás, Peruleiro y Monelos.
En las calles de la Independencia y del Progreso hubo ese día dianas y alboradas, se celebraron a la tarde divertidos juegos y por la noche en ambas calles que estaban iluminadas una, la del Progreso a la veneciana y