sábado, 18 de junio de 2016

1918. La Octava de la Pescadería y la Víspera de San Juan coinciden un año más. La Receta de Picadillo: Sardinas Rellenas.

De la Iglesia de Santiago salió aquel año la Octava de la Pescadería.
Aquel 23 de junio de 1918 fue domingo. De nuevo coincidieron en el espacio y en el tiempo, la Octava Sacramental de la Pescadería y la víspera de la ancestral Noche de San Juan.
La Procesión de la Octava  salió  a las siete de la tarde de la Iglesia de Santiago, después de que el Magistral de la Colegiata, Don Baltasar Pardal, pronunciase un elocuente sermón. En dos largas filas iban representaciones del Ejército, Audiencia y Asociaciones Católicas, así como un nutrido grupo de niños en traje de primera comunión, precediendo a la imagen de la Purísima.  

jueves, 16 de junio de 2016

Curiosidades de la ciudad

Todas las ciudades poseen unas características especiales que las definen, unas señas de identidad propias que les confieren personalidad y constituyen elementos diferenciadores con relación a las demás; pero además de todo esto, cada ciudad, conserva entre sus calles y plazas una serie de curiosos elementos que las convierten en únicas, inigualables, irrepetibles.

lunes, 13 de junio de 2016

Desmontando falacias

Cansada de escuchar y leer a través de diferentes medios la cantidad de atrocidades que a lo largo de este último año se han vertido en contra de las Meigas, de todo lo que las rodea, del esfuerzo, lucha y constancia de todos aquellos quienes han conseguido que la fiesta de San Juan sea declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, habiendo sido partícipe directa tanto de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan como de la Asociación de Meigas, me choca bastante cuando leo y o escucho expresiones y afirmaciones tales como:

sábado, 4 de junio de 2016

Una leyenda del San Juan Coruñés.

Torre de la Venerable Orden Tercera de
San Francisco.
Viene  a mi memoria una leyenda que leí hace años, acerca de un suceso acaecido en la Noche de San Juan.  Eran tiempos en que La Coruña era una ciudad dormida junto al mar  que despertaba de su letargo cuando a su puerto se acercaban gallardas carabelas y algún virrey cruzaba  las calles de la vieja  y amurallada ciudad, seguido por su séquito de capitanes y bizarros soldados.