lunes, 4 de abril de 2016

¿Qué habría sucedido?

Me vuelve a la memoria el insulto que en un Pleno del Ayuntamiento le dedicó una concejala de la marea, en fechas pasadas, a las Meigas a quienes calificó de "mujeres florero". Es cierto que no ofende quien quiere sino quien puede y, por supuesto, la individua que profirió este descalificativo no tiene capacidad alguna para ofender ni molestar ya que le falta la elemental categoría que se requiere para lograr semejante fin; sin embargo, el hecho de ocupar un puesto público la obliga, siquiera por decencia, a ser cortés y educada.

Pero para mayor abundamiento, hace unos días, la Presidenta de la Asociación de Meigas, Mª Concepción Astray, y la Meiga Mayor, Belén Ferreiro, mantuvieron una reunión con el Concejal de Cultura, en su despacho municipal, que se encontraba acompañado al parecer de su asesor - seguimos sin saber en qué le asesora -. En el transcurso de esta reunión la Meiga Mayor volvió a hacer alusión a los insultos que había recibido de boca de una de las colegas del equipo de gobierno, interrogando al Concejal y a su adlátere si ratificaban tal agravio a lo que ambos individuos respondieron que sí, que secundaban la opinión de su compañera, es decir, que para ellos también eran "mujeres florero". Por supuesto que esta actitud, carente del elemental sentido de la elegancia y la educación por parte de alguien que detenta un cargo público, mereció, como no podía ser de otra manera, que tanto la Presidenta como la Meiga Mayor diesen la reunión por terminada y levantándose de sus asientos, abandonaran el despacho del Concejal. 

Evidentemente, actitudes como las de estos individuos dejan bien a las claras de quienes se trata, quienes son y, sobre todo, la catadura moral que poseen. Parece mentira que una ciudad como la nuestra, tan abierta, tan cosmopolita, tan liberal, los mantenga en esos puestos de representación. 

Sin embargo, yo me pregunto ¿qué habría pasado si en lugar de proferir tales insultos uno de estos personajes, lo hiciese un Concejal de Partido Popular, del Partido Socialista Obrero Español o de Ciudadanos? La respuesta es bien clara: se armaría la marimorena y durante días la prensa, la radio y la televisión se harían eco de la noticia descalificando, como se merece, al autor de tales insultos e iniciando, de seguido, una caza de brujas con el único objetivo de que el Concejal de turno abandonase su cargo de representación. Sería, para que vamos a negarlo, noticia de primera plana y fuente de inspiración de muchos de los contertulios en las noches televisivas, alentada por estos que, sin embargo, se permiten el lujo de insultar a otros con total impunidad, aduciendo que es libertad de expresión o simplemente una broma sin mala intención.

Pero no fue así ya que estos advenedizos de nuevo cuño, llegados a la política, se creen con patente de corso para insultar, para agraviar, para prohibir. Estos mismos que criticaban leyes que según señalaban coartaban la libertad individual de los ciudadanos se permiten mofarse y poner veto a lo que nos les gusta; sirva de lamentable ejemplo el veto que el Gobierno municipal actual puso a la Meiga Mayor, una chiquilla de 24 años, para que no asistiese, en fechas recientes, al aniversario del Circo de Artesanos, veto que hizo llegar a la Junta Directiva de la centenaria sociedad una funcionaria, supongo que de estómago agradecido, cuando al propio Presidente del Circo le dijo: "la Meiga Mayor no puede asistir al acto pero, por favor, que no se sepa que es cosa del Ayuntamiento, tiene que parecer que es cosa vuestra". Muy valiente y muy gallarda la funcionaria. Hay que tener bonhomía para asumir como propias las decisiones que se toman y saber dar la cara y, desde luego, nunca intentar que otros la den por ti. ¡Vergonzoso!

Ahora la Asociación de Meigas acaba de presentar en el Registro municipal un escrito solicitando la autorización para la celebración de su programa de actos de las HOGUERAS-2016 con un coste de CERO EUROS para la ciudad; ellas buscarán la financiación de todas las actividades que han programado. Exclusivamente han solicitado del Ayuntamiento los pertinentes permisos para su celebración.

¿Le van a negar los de la marea el permiso para celebrar la Cabalgata de San Juan o la Comitiva del Traslado del Fuego de San Juan?, ¿en base a qué principio?; ¿son acaso actos de carácter manifiestamente ilegal?; ¿han prohibido las procesiones de la Semana Santa o los desfiles de las Comparsas en Carnaval? Entonces, ¿cómo prohibir unas comitivas festivas que, sin costarle un duro a la ciudad, sirven para divertir a los coruñeses?

También han solicitado el permiso para la instalación y quema de la Hoguera que, desde 1970, venimos quemando la noche de San Juan. ¿Se lo van a negar?, ¿en base a qué?; ¿es que van a prohibir todas las hogueras que arden en Riazor y Orzán la noche de San Juan o solamente la que enciende la Meiga Mayor pese a que a buen seguro será una de las pocas que soliciten el correspondiente permiso?

¿Y la verbena?, ¿también la van a prohibir? Si las permiten en Los Castros y en otros barrios de la ciudad, ¿por qué no va a poder celebrarse una la noche de San Juan en la explanada del Palacio de Deportes?

El artículo 14º de la Constitución Española dice: "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social".

Se trata de un principio fundamental que iguala a todos los españoles. Surge entonces la pregunta, ¿qué pueden argumentar para discriminar a la Asociación de Meigas y prohibirle la realización de sus actos cuando ni son ilegales ni tampoco supone gasto alguno para la ciudad?

Podemos entender que si no hay dinero en el Ayuntamiento para actos de este tipo – aunque si lo hay para aquellos que organizan los de su cuerda – puedan acordar no conceder subvención alguna; sin embargo, cuando el coste del proyecto es CERO EUROS para la ciudad, ¿cómo es posible que nieguen la autorización para su celebración?

No nos cansaremos nunca de decirlo, si la noche de San Juan en La Coruña ha llegado hasta donde lo ha hecho se debe, en primera instancia, a los que en 1970 constituimos la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan y, posteriormente, a la Asociación de Meigas que es la Entidad encargada de sacar adelante el programa de HOGUERAS en la actualidad. Eso, le pese a quien le pese y le disguste a quien le disguste.

Sin embargo la gran pregunta, la del millón, sigue siendo la misma de otras veces: ¿Qué han podido hacerle a esta gente un grupo de mujeres, la mayoría de ellas jóvenes, que lo único que pretenden es trabajar de forma desinteresada por la ciudad? Da la sensación que en sus cavernas, donde urdieron sus proyectos que llaman de “regeneración”, se fijaron, al menos en lo que a nuestra ciudad se refiere, dos objetivos: uno, cargarse la Feria taurina, y otro, las Hogueras de San Juan.  

Llama la atención, también lo hemos dicho, que aquí, en nuestra ciudad, traten de cebarse con el grupo de mujeres que dirigen la Asociación de Meigas y sin embargo en Valencia, donde gobiernan otros de su misma cuerda, no han tenido los reaños suficientes para arremeter contra el mundo fallero con sus Falleras a la cabeza. ¿Esas no son también “mujeres florero” o simplemente lo que pasa es que hay miedo a que la jugada se vuelva contra ellos?

Todos estos son, según sus propias manifestaciones, los que vienen a cambiarlo todo, a cambiar las fiestas de Navidad, del Rosario, del Carnaval y las celebraciones de la Semana Santa para adecuarlas a sus postulados sectarios y revanchistas. ¿Quiénes creen que son?; ¿quién les ha pedido que cambien algo? Dedíquense a sumar, si saben, en lugar de restar.

Hablaron, con esa insolente prepotencia que les caracteriza, amén de con un desconocimiento e incultura alarmantes, que se iban a cargar la Semana Santa en Sevilla o Málaga. Ya lo hemos visto. Lo único que han sido capaces de montar no ha pasado de cuatro desfiles irreverentes con el fin de ofender a los Católicos o enviar grupitos de exaltados a tratar de reventar alguna procesión sin conseguirlo. Tampoco los veo que vayan a molestar a otras Confesiones, ¿por qué será?

Ellos no toleran que nadie vaya a molestarlos en sus actos y celebraciones, algo que me parece lógico pues forma parte de la libertad individual de cada uno y nadie es quien, esté de acuerdo o no, para reventar nada; por eso, ¿quiénes son ellos para tratar de evitar que se haga todo aquello que no les gusta?, ¿quiénes son para pretender uniformarnos a todos ideológicamente? 

De todas formas una cosa es no apoyar, no financiar, no colaborar, darle la espalda a algo y otra muy distinta es PROHIBIR, eso puede resultar muy peligroso y volverse contra el que prohíbe. 

Pero yo me sigo haciendo la misma pregunta del principio, ¿qué habría sucedido si el que insulta o el que prohíbe fuese miembro de otro Partido político? Dios los libre.

José Eugenio Fernández Barallobre.