viernes, 26 de junio de 2015

1906 Una Noche de San Juan sangrienta.

En la carretera de Monelos se celebraba la Noche de San Juan. Mozos y mozas bailaban al son de una desafinada murga, alumbrados por unos cuantos farolillos de papel. El vino corrió por doquier entre los jóvenes. A las ocho de la tarde, surgió una reyerta entre mozos del barrio de Vioño y otros del barrio de Eirís, iniciándose una encarnizada pelea, saliendo a relucir navajas, cuchillos y armas de fuego. En uno de los grupos estaba Alfonso Campos alias “Garacho” vecino de Vioño; En el otro estaba Camilo Iglesias alias “Basilio” vecino de Eiris que ya en la festividad de San Antonio habían tenido sus más y sus menos con otra pelea que afortunadamente se saldó sin consecuencias. Durante más de media hora se cruzaron numerosos disparos entre ambos bandos, ocupando los de Vioño el lado derecho de la carretera y los de Eirís el izquierdo. Cuando la pelea alcanzó cotas irracionales, Camilo intentó huir portando una pistola en su mano, siendo perseguido por “el Garacho” que blandía una gran navaja.

En un determinado momento Camilo volvió sobre sus pasos con intención de disparar sobre “el Garacho” con la mala suerte de que se tropezó y cayó al suelo, algo que aprovecho Alfonso Campos para lanzarse sobre su enemigo y clavarle la gran navaja en la espalda, produciéndole una herida en el lóbulo inferior del pulmón derecho, causándole la muerte instantánea. El homicida desapareció del lugar. La llegada de dos parejas de la Guardia Civil hizo que finalizase la batalla campal, deteniéndose al mozo Juan Pan, compañero de “el Garacho” cuando pretendía quitarle el revolver de la mano al joven muerto. Pan cantó de plano culpando del crimen a Alfonso Campos que fue detenido horas después por efectivos del Instituto Armado. Otro grave suceso empañó aquellos días cercanos a San Juan. Del despacho del corredor de comercio Sr. Lamiguiero fueron robados títulos del Banco de España por valor de 50.500 pesetas. El autor del robo, el dependiente de la correduría de Lamiguiero, Agapito Sanz, vecino de la calle Orillamar, desapareció por arte de magia, creyendo las autoridades que se había esfumado, embarcándose en el vapor Alfonso XIII que salió de La Coruña el día 22 de junio. 

En otros lugares de la ciudad la Noche de San Juan estuvo, afortunadamente, animadísima, sin incidentes y con una gran asistencia de público. Las calles de Panaderas y la Torre estuvieron iluminadas a la veneciana, con profusión de farolillos y fueron amenizadas por dos murgas y un vibrante organillo. Se dispararon profusión de bombas y fuegos artificiales. Música mucha, pero bailes pocos ya que los agentes de la autoridad estuvieron inflexibles y no los permitieron. En el parque del Sporting club, cuyos jardines se hallaban artísticamente iluminados, se celebró una gran verbena que finalizó a la una de la madrugada.

Al día siguiente se celebró una Misa solemne en la capilla de San Roque en honor al Santo Precursor, un paseo de moda por la calle de Panaderas y un gran baile en el campo de la Leña. Evidentemente aquel San Juan de 1906 sería recordado larga y tristemente.


Calín Fernández Barallobre