domingo, 26 de abril de 2015

España, así es su danza

Las HOGUERAS-84 constituyeron un paso importante, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo, para potenciar nuestras Jornadas de Teatro, Música y Danza, herederas de aquellas primeras Semanas Culturales y de Teatro de los primeros años de la andadura sanjuanera.

Aquel año, una de los principales apuestas de la Junta Directiva de la Comisión fue el incremento del calendario de actividades enmarcadas dentro de este nuevo Ciclo que sirvió para sentar las bases de lo que hoy constituyen nuestras Jornadas en las que se simultanean ciclos de danza, de música de cámara, de corales, de música de orquesta y banda y de teatro. 

Ballet Terpsícore 

Uno de los números más fuertes y ambiciosos de aquel programa de 1984 vino de la mano del Ballet “Terpsícore”, sin duda el mejor de la ciudad en cuanto a sus capacidades para poner en escena hermosas páginas de la danza clásica española, que contaba con la dirección coreográfica de Amparo Seiru-lo y que, por aquel entonces, sentaba sus reales en la calle Ciudad de Lugo.

Puestos en contacto con la responsable del Ballet, por medio de Mabel Rodiño Miranda, Meiga Mayor de aquel año, quedamos de acuerdo en programar un espectáculo de ballet español que bajo el título genérico de “España, así es su danza”, hiciese un recorrido por las diferentes regiones de nuestra nación mostrándonos lo más destacado de sus bailes. Desde las más brillantes páginas de la Zarzuela hasta las danzas más representativas de Galicia, Aragón, Murcia, Andalucía, Castilla, etc., todo estaría presente en el programa de aquel singular espectáculo.

La representación quedó fijada para la noche del sábado 16 de junio, estableciendo su marco de celebración en la plaza del Maestro Mateo ya que todavía eran años en los que una buena parte de los actos de los programas de HOGUERAS tenían como escenario la zona de influencia de la calle Fernando Macías por ser allí donde había nacido la Comisión Promotora.

Conocida la aceptación del Ballet “Terpsícore” para asumir el peso de la representación y una vez fijada la fecha y el marco, comenzaron las gestiones para sacar adelante el espectáculo.

De entrada nos encontrábamos ante el primer gran acto a celebrar al aire libre, todo un reto que exigía de la necesaria infraestructura; desde un escenario en condiciones, pasando por los elementos imprescindibles de luminotecnia y sonido o un vestuario de fortuna, hasta las sillas que darían forma al improvisado patio de butacas a instalar en la plaza del Maestro Mateo, todo se nos antojaba como un camino plagado de dificultades agravado por la pertinaz carencia de medios económicos lo que, muy a nuestro pesar, nos obligaba a agudizar el ingenio tratando de lograr los mayores apoyos posibles al menor coste.

Tras las primeras gestiones, una buena parte de los problemas quedaron resueltos. Por medio de algunos contactos logramos resolver todo lo relativo a iluminación y sonido e incluso el montaje del escenario y la cesión de las sillas se solventó por medio de una petición en tal sentido elevada al Ayuntamiento.

Oportunamente, el Alcalde de la ciudad libró la pertinente providencia por la que se autorizaba y se ordenaba al personal municipal la instalación de un escenario de 100 metros cuadrados en la plaza del Maestro Mateo y la cesión de las sillas solicitadas; por nuestra parte gestionamos el préstamo de bambalinas para acotar el escenario.

Al cerrar con la Directora de “Terpsícore” todo lo relacionado con su actuación quedamos de acuerdo en que, la tarde anterior a la celebración del espectáculo, tendría lugar un ensayo general en el que las actuantes se familiarizarían tomando medidas del escenario para conocer al detalle su colocación durante la representación de cada uno de los números del programa elegido; consecuentemente solicitamos del Ayuntamiento que el montaje del escenario se verificase en la mañana del día anterior a la celebración de la velada, única fecha posible, por otra parte, al coincidir en sábado la jornada del 16 de junio y no ser laborable para el personal municipal.

Como casi siempre, todo parecía ir sobre ruedas, solventándose cada uno de los problemas que habían ido surgiendo a lo largo de los días, aunque la realidad era bien distinta como veremos a continuación.

Ciclo Noches de Danza 2014 

Llegado el día asignamos, como es norma en la Comisión Promotora, el área de responsabilidad a cada uno de los miembros de la Junta Directiva para que velasen por el estricto cumplimiento de lo que figuraba en la orden del acto. De esta suerte, unos se encargarían de todo lo relativo a luz y sonido, otros a resolver el problema de instalar un vestuario improvisado para lo cual se había podido gestionar la cesión de un autobús y otros a controlar el montaje del escenario por parte del personal municipal.

En el transcurso de la mañana, una a una, todas gestiones fueron realizadas y los problemas resueltos; sin embargo, a media mañana, el personal municipal todavía no había hecho acto de presencia con los elementos necesarios para el montaje del escenario en la plaza.

Se realizaron varias llamadas a los talleres municipales interesándonos por la hora de inicio de montaje del escenario; como respuesta sucesivas excusas hasta que finalmente nos indicaron que dado lo avanzado de la hora iba a resultar complicado el montaje del escenario. Aquello provocó que comenzasen a activarse todas las alarmas ya que era sabido que si antes de las dos de la tarde no se instalaba el escenario difícilmente se haría más tarde por haber concluido la jornada laboral.

Fui yo mismo quien, con mucha indignación, realizó la que sería a la postre la última llamada a la dependencia municipal. Una vez puesto en contacto con un responsable me indicó que dada la hora y la carga de trabajo que habían tenido aquel día les iba a resultar totalmente imposible montar el escenario. De nada sirvió que adujese la falta de seriedad al existir una providencia firmada por el Alcalde que ordenaba el montaje de la estructura, la respuesta de aquel personaje fue que era poco el personal disponible y que habían tenido otros cometidos de mayor urgencia a lo largo de la mañana. 

Mencioné entonces la posibilidad "in extremis" de que nos sirviesen el material necesario para montar el escenario, dejándonoslo en Maestro Mateo, a lo que también respondió negativamente dado la avanzado de la hora y la escasez de personal. Como insistiese en mis protestas me ofreció una solución que según el individuo aquel sería la única viable y que a todos los que las escuchamos nos llenó de asombro y estupor: “Si nos pagáis 100.000 pts., – me dijo – os los montamos esta tarde”. 

Por supuesto que respondí categóricamente que no, ya que me parecía una tomadura de pelo que un personal que tenía que haber realizado aquella función la hubiese demorado para conseguir una gratificación adicional. Finalmente, como única alternativa, además de la del abono de la cantidad mencionada, señaló que si queríamos podríamos recoger en los talleres municipales el material necesario para el montaje del escenario y realizarlo por nuestra cuenta. 

Como en otras ocasiones, nos reunimos de urgencia para solventar aquel problema que se antojaba irresoluble. De entrada, ni teníamos los medios, ni el material necesario, ni los conocimientos técnicos para acometer, con unas mínimas garantías de seguridad, el montaje de aquel universo de tubos, paneles de madera, abrazaderas, etc. y para mayor abundamiento, caso de montarlo, quien nos garantizaba que no se viniese abajo durante el espectáculo causando lesiones a más de una bailarina.

Si de algo hemos presumido y de ello nos hemos jactado, por nuestra procedencia y formación, es de ser “inasequibles al desaliento”, algo que llevamos demostrando desde los primeros años de comienzo de nuestra andadura hogueril y en aquella ocasión no iba a ser una excepción.

Plaza del Maestro Mateo 

Tras darle muchas vueltas, mi hermano Calín, Jaime Torrón, Pablo Molina, Antonio Osende, Manuel Dorrego y algún otro miembro de aquella Junta Directiva, manifestaron su firme voluntad de resolver, como fuese el problema planteado, sin achicarse pese a la obscena actitud observada por el personal municipal. 

De entrada, se procedió a alquilar un motocarro para verificar el transporte de los elementos necesarios para el montaje del escenario a la plaza del Maestro Mateo y posteriormente, surgió la idea de contactar con los empresarios de las atracciones de feria que, con motivo de las HOGUERAS, estaban montadas en la plaza de Portugal para que nos facilitasen el apoyo de su personal acostumbrado a trabajar con aquel tipo de material. 

Así fue, los feriantes se avinieron a facilitarnos el apoyo del personal necesario que, merced a una pequeña gratificación, nos ayudaron a montar aquel escenario. Calín, Jaime Torrón, Pablo Molina y los demás, vestidos con ropa de faena, tras descargar todo aquel pesado material en la plaza del Maestro Meteo, se pusieron manos a la obra con el fin de dejar listo el tablado para la hora del ensayo.

Las horas fueron pasando y con mucha dificultad pero con mucho más arrojo se fue montando la estructura metálica. Ver trabajar a aquella gente resultaba un espectáculo sobrecogedor. Jamás había visto a nadie sudar en negro y es que de ese color eran, precisamente, los gotones que se deslizaban por sus rostros que denotaban el esfuerzo que estaban realizando. En aquel preciso instante supe el significado la popular frase de "sudar tinta china".

Al final, pese a intentarlo con verdadero ahínco, el trabajo no estuvo concluido para la hora prevista para el ensayo y yo tuve que convencer a la Directora del Ballet que precisábamos algo más de tiempo para concluir el montaje; pese a que ella accedió de bastante buen grado, las alumnas integrantes del Ballet, que aquella tarde más parecían las del Ballet Nacional de España a juzgar por su actitud de auténticas divas, insolidarias e intolerantes, protestaron por lo que consideraban una falta de seriedad. Ni que decir tiene que la indignación de Calín, Jaime Torrón, Pablo Molina y el resto, que seguían sudando en negro, se acrecentaba por momentos, al no entender aquella actitud tan poco comprensiva, así que me vi en la obligación de llevarme a la Directora y a una acompañante a tomar un café en el Hiltom para evitar que escuchase los improperios que mis compañeros de Junta estaban dedicando a todo el cuerpo de baile a las que, menos guapas, llamaron de todo.

Aquella madrugada, tras trabajar toda la noche, con un monumental cabreo por parte de los artífices de la obra, el escenario quedó montado y al día siguiente verificaron el ensayo sobre el tablado instalado casi de fortuna que, sin embargo, les pareció adecuado, felicitando a los que había realizado aquel ímprobo esfuerzo.

Con las primeras sombras de aquella mágica noche de junio y con la plaza llena de público se celebró el espectáculo que resultó todo un éxito y en el que las cariñosamente denominadas “terpsicorinas” pusieron toda la carne en el asador ofreciendo un programa completísimo que concluyó con una vibrante “Jota de la Dolores” que, dados los aplausos del respetable, exigió el correspondiente bis de las bailarinas mientras el cielo se teñía con los vivos colores de los fuegos artificaile.

Al final, una noche inolvidable que forma parte de los anales de la historia de nuestras HOGUERAS y que al punto estuvo de irse al traste de no ser por la tenacidad y el amor propio de aquellos que formaban conmigo la Junta Directiva de aquel 1984.

Y cómo final, una anécdota. Quien iba a sospechar que aquella noche, una de las chiquillas que con más elegancia y estilo ejecutó los números del programa en los que tuvo que actuar, Conchita Astray, sería al año siguiente la Meiga Mayor de las HOGUERAS, ocupando, desde aquella fecha, los más altos puestos de responsabilidad en la Comisión Promotora, de la que se convirtió en un auténtico puntal; la misma que hace unos años fundó la Asociación de Meigas de las Hogueras de San Juan de la que en la actualidad es su Presidenta.

José Eugenio Fernández Barallobre.