martes, 31 de marzo de 2015

Década de los 80.

Con la llegada de una nueva década se fueron quedando muy atrás los planteamientos de los primeros años y pese a que el espíritu nacido en 1962 seguía vivo en todos nosotros, las formas, los modos, fueron cambiando cuidando mucho más los detalles.

Fueron años de innovaciones importantes. De un lado desaparecieron aquellas "Semanas" que tan buen sabor de boca nos habían dejado en los tiempos iniciales para convertirse en las actuales "Jornadas de Teatro, Música y Danza", más ambiciosas y con una mayor proyección. Con ellas, los actos culturales, salieron a las calles y plazas; sirva como ejemplo aquel inolvidable espectáculo que titulamos "España, así es su danza" y que se puso en escena una noche de junio de 1984 en la plaza del Maestro Mateo. Por otra parte, casi al final de la década, recuperamos la entrañable figura de la Meiga Mayor Infantil desaparecida, por motivos económicos, en la mitad de los años 70.

De estos años 80 datan los Premios "San Juan", que cada año sigue concediendo la Comisión Promotora, al igual que el Ciclo "Páginas Coruñesas", convertido en foro de opinión sobre temas de la ciudad y su mundo.

Comenzamos a cuidar, de manera esmerada, la puesta en escena de a Noite da Queima y así, tras aquellas primeras Hogueras alegóricas, construidas por nosotros, que llegaron hasta 1984; a partir de 1985 se encargaron los trabajos de construcción a profesionales de la carpintería, primero, y más tarde a maestros falleros que trajeron sus obras desde Valencia para ser quemadas, ante miles de coruñeses, en la plaza de Calvo Sotelo, frente a las majestuosas escalinatas del Colegio de la Compañía de María, convertidas en ocasional tribuna de honor y atalaya desde la que las Meigas presenciaron la gran quema.

En 1986 celebramos el 25º aniversario de A Noite da Queima; habían transcurrido ni más ni menos que veinticinco años desde aquella, ya lejana, noche de San Juan de 1962 en que quemamos nuestra primera Hoguera y, pese a todo, sinsabores incluidos, seguíamos con la firme resolución de mantener viva en la ciudad las tradiciones de la noche de las lumeradas.

Y de esta forma, en la década de los 80, proseguimos haciendo historia y convirtiendo la plaza de Calvo Sotelo, cada noche de 23 de junio, en el punto de cita obligado de miles y miles de coruñeses que la abarrotaban, convirtiéndola en el auténtico crisol de esa especie de catarsis colectiva a la que se entregan las gentes llegada la mágica noche de los grandes aconteceres, la noche de San Juan.